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Hablamos por ellos

Historias soslayadas en el tiempo

Hablamos por ellos

Publicado el 06/09/2017
Hablamos por Ellos
Hablamos por Ellos
Exhibición temporal aborda la relación entre el monumento, la historia de Valdivia como Plaza y Presidio y el rol de los relegados, presos y castigados en la construcción del sistema fortificado de Valdivia.

"Bernardo Gomez, vino de Lima, en 1 de septiembre de 1781, sin expresar la condena su delito. Por 8 años, es mestizo y por tullido inútil.

Lorenzo Gazan, de Quito, en 5 de abril de 1783: alzamiento, 10 años. Negro.

Juan Atienza, de Lima en 18 de agosto de 1786: excesos: 10 años y cumplidos no salga sin orden del Excelentísimo señor Virrey del Perú. Es europeo.

Lucas Caravallo, vino de Chile sin condena. Es español e inútil por mudo y achacoso”.

Reos confinados a Valdivia, Mariano de Pusterla, 1788.

Estas son sólo unas pocas historias de las cientos que, durante 200 años, sumaron piedra a piedra las soledades de quienes fueron los constructores del sistema defensivo del puerto de Valdivia.  J. T. Medina en Cosas de la Colonia señala que: 

Debiendo enviar 400 vagos para las obras de defensa de Valdivia, O'Higgins dictó un decreto sobre el particular en 24 de octubre de 1788, y mandó a los subdelegados que hiciesen averiguaciones de los ociosos, mal entretenidos o desertores que existiesen en poblado o en la campaña. Se justificaría el caso con declaración de 2 testigos y oyendo sumariamente las excepciones del reo. debían excluirse los pasajeros o caminantes y los vendedores de comestible. Todos se remitirían a Valparaíso para esperar el buque pedido a Lima o el del situado.

Una vez terminada la condena, a trabajo forzado y ración de pan y agua, podía volver a Chile o quedarse en Valdivia, para lo cual las ordenanzas facilitaban la entrega de tierra incluso contratándolos como soldados, ya que el interés de la colonia era establecer presencia geopolítica en el puerto.

Durante los meses de octubre y noviembre, la Sala 5 de la Casa del Castellano presentará la exhibición temporal Hablamos por Ellos, una selección de obras ejecutadas por internos de la cárcel de Llancahue (Valdivia), en el taller de artes visuales que dirige el Licenciado en Arte Claudio Benavides Voittmann.

La idea surge de una verdad histórica: la fortaleza -durante los S. XVII y XVIII- recibió gran cantidad de presidiarios y relegados, en su mayoría peruanos y afrodescendientes, que venían a Valdivia desde toda América.

No todos habían delinquido para ser condenados a venir al presidio de Valdivia. En condiciones inhumanas, trabajaban largas jornadas, cientos de ellos comían de una sola olla o recibían apenas cebada añeja para resistir las faenas, que consistía en cortar miles de toneladas de roca para construir caminos, muelles, fábricas, barcos, fuertes y castillos. Apoyados por las Ordenanzas locales, terminada la condena, muchos pasaron a ser soldados o se quedaron con sus familias en la ciudad.

Con estos antecedentes, el museo proyectó un trabajo con la Sociedad Concesionaria Grupo 3 – ESS, en la cárcel concesionada de Llancahue (Valdivia), que conecte esta historia invisible con quienes hoy en día se encuentran privados de libertad y de cuenta de la importancia del arte como expresión humana. Esta reflexión sobre temas universales como el amor, la soledad, la vida y la muerte en condiciones de libertad restringida, es enfrentada por los internos actuales de la cárcel de Valdivia, quienes visibilizan a sus pares coloniales

Mientras se planeaba la exhibición de las obras, los internos conocieron el vínculo histórico con sus pares coloniales de Niebla y uno de ellos dijo: “entonces ‘Hablamos por ellos’…”, así fue como esta expresión dio nombre a la muestra.

 

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