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Retratos de estudio de Gilberto Provoste


Los retratos de estudio de Gilberto Provoste son un importante registro visual de la sociedad que habitó en Castro, Chiloé, entre 1930 y 1940; y en especial de su elite y clase media, quienes concurrían en familia, parejas o de forma individual a fotografiarse.

Provoste capturó imágenes de recién nacidos, bautizos, matrimonios, cumpleaños y primeras comuniones. También de instituciones que eran parte de la comunidad, como bomberos, carabineros, el club de aviadores y visitas ilustres de presidentes como Carlos Ibáñez del Campo, y Gabriel González Videla.

Su estudio fotográfico se transformó en 1933 en el único de Castro, localidad en la que se asentó y en donde convirtió su oficio en una profesión rentable que le permitió solventar a su familia, y posicionarse como un actor relevante para la ciudad.

La fotógrafa e investigadora de la obra de Provoste, Mariana Matthews, indicó que "dentro de los miles de retratos que tomó, hay muchísimos que trascienden el mero registro, lo estéril y repetido que puede ser el trabajo de estudio, y nos impactan por la naturalidad y confrontación directa entre el fotografiado y el creador de imágenes (...)

Con una simple cortina oscura y algunas indicaciones de postura, posiciona a su sujeto frente al observador -nosotros. El fotógrafo tiene un instante para demostrarnos ese algo que lo hace singular en ese momento" (1997: p, 10).

La fotografía en el estudio constituía un acontecimiento para los habitantes de Castro. Las imágenes presentan la intención por parte del retratado y del fotógrafo por captar la especificidad del instante, al situar la mirada en diferentes ángulos y al asumir una posición corporal particular.

El entorno familiar era una temática recurrente en las imágenes de Provoste, en las cuales maridos (casi siempre ubicados al lado derecho), esposas (ubicadas al lado izquierdo), hijos e hijas, posaban de acuerdo a la intención del retrato. Para ello, el fotógrafo pedía a las personas que asumieran posturas y expresiones faciales acordes a la ocasión, ya sean de alegría, tristeza o seriedad.

Roland Barthes, escritor y filósofo francés, señala en La cámara lúcida, que "La foto-retrato es una empalizada de fuerzas. Cuatro imaginarios se cruzan, se afrontan, se deforman. Ante el objetivo soy a la vez: aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de quien se sirve para exhibir su arte." (1992: p, 44).

Plasmar un instante era un acontecimiento para novios, mujeres solteras, niñas y niños que posaban acompañados de soportes para otorgarles mayor altura. Lo anterior queda en manifiesto en estas fotografías, en las cuales existe una demostración de cotidianeidad, y a la vez matices de una mayor producción escenográfica.

Esta selección exhibe imágenes en las que, retratadas y retratados, aparecen acompañados de objetos, libros, juguetes y animales. La simulación de la lectura, de la risa, del juego y el romance, están presentes en esta colección de fotografías de placas en vidrio de Gilberto Provoste.

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Bibliografía

  • BARTHES, Roland. La cámara lúcida. Barcelona: Ediciones Paidós, 1992.
  • MATTHEWS, Mariana. Provoste. Lom Ediciones y Editorial Kultrún: Valdivia, 1997.