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Cubrirse de hierbas

Lin, küna o paja ratonera, Hierochloe utriculata (R. et P.) Kunth., es una planta perenne, rizomatosa, de hojas planas y densas, con espiguillas en forma de U, brillantes. Crece en Chile desde la Región del Bíobío (Concepción) a la Región de los Ríos (Valdivia).

Se usaba la raíz como aperitiva, diurética y refrescante. Su tisana era empleada en dolores abdominales y congestiones viscerales. Es un pasto alto, se dice que crece cerca de donde hubo casas (ruka), es frecuente encontrarla en Playa San Ignacio y Curiñanco, cerca de cursos de agua, hualves y humedad.

En el Museo de Cañete, como una forma de poner en valor el conocimiento arquitectónico mapunche, se han construído varias ruka en el tiempo, las que permiten abordar asimismo las representaciones simbólicas del universo originario. Una de sus características es que no se usan clavos ni alambres, todo es levantado en madera nativa.

El texto de Pascual Coña "Testimonio de un cacique mapuche" hace una extensa referencia a la manera en que se construían:

1. Después de la comida el organizador del rucán dice a la gente de su parcialidad: 'Ahora que está en pie el armazón, tenéis que favorecerme con la paja para la techadura'.

Contestan: 'está bien, mañana mismo echaremos mano al arranque de la küna'.

2. "Entonces se lleva a efecto el arranque de las pajas; al mismo tiempo se prepara la chicha en todas las casas. Al acercarse el día fijado tiran la paja (ora ratonera, ora paja blanca, a veces totora o chupón); todo se trasporta al sitio del armazón y se amontona en contorno de él; al mismo tiempo carnean los animales."

"Unos 4 hombres provistos de voqui y una aguja (un colihue perforado y enhebrado con voqui) grande suben al techo. Llegados allí, otros les pasan una varilla larga y bien derecha. Además les tiran hacia arriba buen número de atados de paja. Un hombre los coge y los mete bien estrechados unos con otros debajo de su varilla, unida de antemano en una de sus puntas con un guión. Cuando calcula que la fila de los atados yuxtapuestos haya llegado al largo conveniente -una brazada más o menos- traspasa la paja con la aguja. (El techo a veces parte del suelo mismo. la colocación de la paja siempre empieza abajo y trabajan subiendo poco a poco, de modo que la segunda hilera de paja sobrepasa y tapa en parte la primera. Por eso no se ve nada de las varillas que aprietan la paja).

Esta aguja está enhebrada con una tira de voqui, cuyo extremo se halla anudado en la nombrada varilla destinada a aprender la paja."

"4. Dentro del armazón ha tomado puesto otro hombre. '¡Toma!' le dice él de afuera. Aquel recibe la aguja y la tira junto con el voqui hacia adentro; el largo del voqui es más de una brazada. Terminada esta manipulación devuelve la aguja por entre la paja hacia afuera del techo. El hombre que está allí al lado exterior de la casa tira el voqui hacia sí, por arriba o abajo de la varilla. Luego la punza de nuevo hacia adentro del techo, ahora al otro lado de la varilla, así que la tira de voqui pasa por encima de la varilla apretadora (de modo que el voqui se enrosca afuera del techo alrededor de la varilla apretadora sobrepuesta y adentro alrededor de la varilla del enrejado, aprensando la paja entre esas dos varillas). El hombre que está adentro de la casa vuelve a tirar la aguja.

5. de este modo siguen cosiendo el trechi de la paja comprimida (bajo la varilla). Cuando todo está bien apretado, entonces el hombre que está en el interior tira con más fuerza en su voqui. Mientras que lo hace adentro, el ponedor de la paja toma afuera un grueso mazo y golpea la varilla repetidas veces, consiguiendo una prensadura más intensa de la paja. Luego el hombre adentro del esqueleto anuda su voqui en un guión y el trecho de paja trabajado queda sólidamente apretado.

6. En seguida el techador llama: '¡Venga más paja!'. Le tiran otros atados hacia arriba; él los coge y los enfila estrechamente debajo de la varilla. Otra vez da un largo conveniente al nuevo trecho y empieza su apretadura secundado por el hombre que se halla en el interior de la casa. Se repite todo en la forma arriba indicada. (...) en ambos lados del techo trabajan simultáneamente, así va subiendo techo arriba con mucha ligereza."

Para la construcción de las edificaciones de las fortalezas del estuario la paja ratonera fue uno de sus materiales frecuentes, teniendo que comprarlo a los mapuche de Curiñanco, así lo detallan las cartas y documentos de época.

En los Cuadernos del ingeniero militar y Gobernador del Puerto y Presidio de Valdivia el irlandés Juan Garland y White, en 1768, indica que el Castillo de Cruces "...desde el año de 1759 en que se incendio este castillo no repuso más cuidado en el reparo de sus defensas pues solo se reedificaron los edificios interiores que son de madera con sus techos de paja, y así fue preciso renovar su recinto cerrándolo con postería gruesa de pellín..."

Asimismo, en la Isla Teja o de Valenzuela, en la ejecución de los adelantos para las Fábricas Reales donde se cocían los ladrillos y tejas, se hacían barcos, cureñas y balsas para el funcionamiento de los puestos militares en la desembocadura, se habilitan "dos pozas pequeñas y cubiertas con techo de paja para la preparación del barro que se emplea en hacer la teja".

En Mancera, el 10 de febrero de 1775 se deja constancia de haber techado de paja la casa de habitación del sargento mayor Sebastián Barrero.

Antonio Duce, en Valdivia el 31 de diciembre de 1776, en informe a sus superiores anota que en Amargos:

"...que defiende la entrada y boca del puerto; tiene cincuenta y tres pies de elevación sobre el agua y monta siete cañones de distintos calibres, que no se pueden servir con comodidad por la mucha estrechez de sitio y corta distancia que guardan entre si. Su pequeño frente de tierra es de fortificación, irregular antigua y de poca y cuasi ninguna defensa por lo muy reducido de sus baluartillos, y corta extensión de los flancos: sus muros son de piedra cancagua y lodo: los parapetos por la banda del mar de fajina y tierra y el cuerpo de guardia mal construido y cubierto el techo con paja, siendo el único edificio interior ..."

En tanto la planta del Castillo de Niebla presenta

"...figura cuadrilátera, con los tres lados que corresponden al mar naturalmente fortificados de un escarpado de ciento y veinte y hasta ciento y treinta pies de alto, tomados en distintos parajes de su extensión por la parte de tierra tiene dos pequeños frentes de fortificación antigua o simple muro sin foso de cuarenta y cinco de cincuenta tuesas del lado exterior de piedra cancagua, y barro, ambos incapaces de contribuir a una defensa mediana por su poca altura, corta extensión, y malísimos estado: sus edificios interiores son capilla, casa del comandante, cuerpo de guardia, provisionales todos, y sus techos cubiertos de paja, más un pequeño almacén de pólvora techado con tablas."

En Niebla "...se levantó un baluartillo arruinado de su obra antigua con cancagua y barro, se levantaron varias porciones de pared arruinada en la cerca del almacén de pólvora, se segó y condujo paja fuerte con la que se techo la casa del comandante y se compuso parte del techo del cuerpo de guardia".

Para el Castillo de Corral, "...que esta escarpado por todas partes, y forma ángulo saliente en el mar sus muros, y edificios interiores son de piedra cancagua y barro los techos cubiertos con paja y los parapetos de fajina y tierra".

Junto con la piedra cancahua, la piedra laja, el alerce, la paja ratonera es parte significativa de los materiales constructivos del sistema fortificado, permaneciendo sus usos aún vigentes dentro de las comunidades locales y la identidad de la zona.

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